Cuando un cliente entra a un punto de venta, debemos intentar que la experiencia global le lleve a recordar la marca, a hacerla perdurar en su cabeza. Un buen jingle, una música asociada a la marca, es tan importante como un eslogan. Mejor aún, juntar música y eslogan para garantizar que el consumidor no va a olvidarse de ti. Esta es una manera de marcar diferencia. No lo decimos nosotros, las cifras avalan esta teoría. Numerosos estudios han demostrado que la música identificativa en la publicidad hace que la marca se recuerde mejor en el 95% de los casos.
Muchas marcas se han lanzado a la carrera. Ahora, no solo buscan su propia música, también organizan sus propios festivales, colaboran con eventos musicales, contratan a reconocidos artistas que conectan con su público y utilizan su música para publicitarse. Otro modo de relacionarse con la música es tener un canal de música propio, tu propia emisora o una academia de música, como ha hecho Red Bull con Red Bull Music Academy. Es una manera de presentarse como marcas auténticas y únicas lo que, sin duda, tendrá un retorno positivo directo, ya que el consumidor premia a las marcas que de algún modo se relacionan con la música.
La música es también una excelente vía para llegar al público millennial, sin atosigarles con publicidad indiscriminada a la que tienen auténtica alergia. Es mejor ofrecer nuevas experiencias para seducirlos. Estos jóvenes nacidos entre 1980 y 2000 son, por regla general, grandes amantes de la música y las marcas lo tienen claro. Es por eso que ponen su nombre a los escenarios de los principales festivales. Por ejemplo, encontramos un escenario Ray-Ban, H&M o Heineken en Primavera Sound Festival o vemos desfilar influencers con complementos de moda por estos eventos, que plasman en imágenes para después compartir en sus redes sociales con su miles y miles de seguidores.
De la misma manera que plasmamos nuestra imagen corporativa en las tarjetas de visita, en nuestro merchadising o en los distintos elementos de papelería, debemos plasmar también nuestra identidad corporativa con el soporte de elementos sonoros. Todo sirve para dar valor de marca y posicionarla.
La imagen corporativa tiene, en definitiva, elementos visibles y tangibles y otros de representación mental para transmitir los valores de la organización y, para estos últimos la música ayuda y mucho.