Sabemos que la música llena espacios, los decora. Una música adecuada a un volumen correcto evitará silencios incómodos y ayudará a ocultar sonidos menos agradables, especialmente en un restaurante en el que se escuchan cubiertos y platos o incómodos ruidos que producimos al tragar.
Cuando vamos a comer a un restaurante, no solo buscamos una carta interesante, queremos tener una experiencia agradable en su conjunto para recordar y, en eso, la música juega un papel muy importante. En un sector con tanta competencia como la hostelería es necesario tener en cuenta todos los detalles: la calidad de la comida, la decoración, el trato al cliente y la ambientación musical.
La música de un restaurante debe ser amena, con tempos que acompañen correctamente a cada hora del día, teniendo en cuenta la afluencia de comensales. El volumen de la música es uno de los factores claves en el sector. Si está muy alta incomodará a los clientes y muy floja apenas se percibirá, con lo que su efecto será nulo. Si la música y el volumen son correctos, se verá reflejado en tu negocio. Está demostrado que, con una música agradable sonando de fondo los clientes permanecen más tiempo en el local y consumen más, lo que se reflejará en los benefecios de tu restaurante.
En cambio, una música inadecuada ejercerá el efecto contrario. Debemos evitar encargar al personal, al cuñado o al primo del socio la selección musical. Parece una obviedad pero la música en un espacio común no puede depender de gustos personales; deben responder a minuciosos criterios. Se ha de tener en cuenta la personalidad del espacio, su decoración y los gustos de la gente que acude a él. En resumen, un hilo musical debe corresponderse con la marca del negocio y con el espíritu que lo define.
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