Cada vez son más las marcas que utilizan Branding sonoro como herramienta para conectar con sus clientes. Es una manera de incidir en su subconsciente e impulsar las ventas. Ahora debemos ir un paso más allá, porque la música es un lenguaje universal que nos ayuda a romper barreras idiomáticas y a internacionalizar el producto.

[Tweet “La música es el verdadero lenguaje universal. – Carl Maria von Weber (compositor alemán)”]

Un artículo de Pablo Sempere en Cinco Días incide en las bondades del Marketing Sensorial para determinados objetivos. Por ejemplo, si escuchas música francesa en la sección de vinos no será por casualidad, ya que esta música se asocia a lo sofisticado. Un estudio realizado por Adrian C. North, David J. Hargreaves y Jennifer McKendrick -investigadores de la Universidad de Leicester- resultó que un 77% de los consumidores compró vino francés el día que utilizaron música francesa, en cambio las ventas se concentraron en el vino alemán cuando sonaba música alemana. Lo mismo ocurre con los ritmos de jazz o música clásica que suenan en un restaurante, con los que aumenta la percepción de exclusividad.

La música también influye en el tiempo que el cliente permanecerá en el establecimiento y en su consumo. En tiendas abarrotadas interesa una música animada para que el cliente escoja, pague rápidamente y deje paso a otros clientes. En cambio, una música más tranquila y sosegada evitará que abandone el local; pasará más tiempo paseando y mirará con mayor detenimiento los productos en exposición.

Remarcar que, aunque la música que se escoge para cada ocasión tiene mucha importancia, la mejor manera de impactar en el cliente son las melodías propias y originales que se identifican con la marca y trasladan auditivamente su valor. Una melodía propia puede marcar la diferencia entre que el cliente mantenga o no la llamada en espera, o que la marca perdure en su memoria, creando así nuevas expectativas sobre ella.